Su nombre hace referencia a los postes de piedra, que se colocaban para delimitar los terrenos. Está elaborado con las cepas más jóvenes pero con injertos de aquellas más emblemáticas provenientes de Bodegas Emilio Moro.
El mosto macera durante 18 días y fermenta en acero inoxidable con remontados periódicos. Acto seguido, el vino recibe una crianza de 8 meses en barricas de roble francés que le confiere un plus de elegancia y complejidad.
Viste precioso color picota con ribetes violáceos. Nariz madura y compleja, dominada por los aromas de frutillos negros, regaliz, violetas y finos tostados. En boca es de cuerpo medio y taninos bien limados; redondo, amable y goloso. Los recuerdos de la barrica (vainilla) recubren una fruta jugosa al tiempo que fresca, fiel reflejo de la altitud en que crecen sus uvas. Postgusto largo y equilibrado, dominado por briznas de fruta especiada.
Un Ribera para todos los públicos no exento de carácter.