Tradición, carácter y pasión. Son las tres palabras que mejor definen a este monovarietal de Tempranillo, homenaje al legado familiar de Bodegas Emilio Moro. Procedente de una selección de tres parcelas, con otros tantos tipos de suelos distintos (caliza, arcilla y guijarros), y envejecido 18 meses en roble francés, se revela como un vino equilibrado, intenso y sedoso.
Elegante, expresivo y de gran finura. La cosecha 2015 logra un equilibrio perfecto entre el varietal, la elegancia de los suelos y el envejecimiento.
Potente, con un tanino pulido y goloso. Postgusto largo y persistente.